Digital 106.5 FM Escucha en vivo

Escuchá Digital 106.5 FM Radio Online, Emisoras De Radios Peru, La calidad y la emisión continua.

Sus comentarios son aceptados.

¿Y qué hay del padre Gall? ¿Qué pasó? Charlie, ¿qué pasó? No puedo. Sé que puedes. Te conozco, y no soy estúpida. ¿Por qué? Eres muy bueno. ¿Por qué? Déjame ayudarte. Y luego el cable dejó de funcionar. Le dije: “Sé que lo hiciste. Todo va a estar bien. Igual te quiero”. Pero por primera vez, no parecía Charlie. Se puso muy pálido. Se puso rígido. giró la cabeza. Su voz cambió. No estaba con mi amigo Charlie. No era él. Era vacío. No era oscuridad, no era un monstruo. Era la nada. Yo no le importaba. No le importaba nada. Sólo dijo: “Quiero morir luchando”. Si Cullen quedaba libre, mataría a más gente. No puedes correr ese riesgo. Así que Danny y yo lo confrontamos y le preguntamos si podía ir con nosotros. Y le informamos que quedaba bajo arresto por asesinar al reverendo Gall. Cuando llevaron a Cullen a nuestra oficina, comenzaron el interrogatorio. Cuando Tim y yo hablábamos con él, no había nada de confrontación. No es que le gritáramos ni nada. Le hablábamos de esta forma, y él dijo: “No puedo”. Se acercó las rodillas al pecho como si estuviera en posición fetal mientras nos contestaba. Y podías ver que literalmente estaba reteniendo lo que había dentro de él. Estaba ahí, pero no se desahogaba. Estábamos dispuestos a seguir intentándolo, pero los que nos observaban. dijeron que ya era suficiente. Sentí que habíamos perdido nuestra oportunidad de una confesión. Recibí una llamada de Tim, y habían ideado un plan para que yo hablara con Charlie. Y Charlie entró con grilletes. en uniforme y con zapatillas sin cordones, y. Yo sólo. enloquecí. al verlo así. Fue como ver a un niño. No sentí ira hacia él. No me pareció que había un monstruo. Volví a sentir esa ola de culpa por traicionar a un amigo. Le quitaron los grilletes, y Charlie y yo empezamos a hablar. con normalidad. Como si fuera perfectamente normal que estuviéramos sentados en un sofá, y él de uniforme. Era extraño lo normal que se sentía. Pero luego, pensé en. a quién se suponía que debía proteger. Había asesinado a algunas de las personas más vulnerables. Estaban atados, medicados, incapaces de protegerse. Mi trabajo era defenderlos, y no lo hice.
Teléfono: 492 922 6029