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Casi nunca iba a mi casa y practicaba los fines de semana. Mis padres estaban molestos y preocupados. Pero no son muy cariñosos, y sabían que esto era algo que tenía que hacer, así que me decían que me mantuviera fuerte y lo hiciera. Llamaba a mi mamá. y le decía “Mamá, es muy difícil”. Me decía “Ven a casa”. Y no iba. Mi papá me envió y luego me dijo: “Rosé, ven a casa”. “Queremos que vuelvas casa”. Odiaba eso. Odiaba que dijeran “Ven a casa”. Era lo último que quería oír. Yo empecé un poco más tarde que las demás, así que pude estar con mis amigos e ir a la escuela. Ahora lo considero una bendición. No me arrepiento de haber pasado tiempo aprendiendo a bailar, a cantar. Pero quisiera haber vivido en casa hasta los o años. Mucha gente tiene muchos recuerdos como estudiante de secundaria. Pero yo nunca tuve eso. Esperar fue la parte más difícil. No pensé que lo lograría. Estuve a punto de abandonar. Fueron muchos días con otras chicas, sin saber adónde iba todo esto. Me preguntaba: “¿Quieres rendirte porque no es fácil?”. Sabía que podía hacerlo. Cuanto más duros eran conmigo, más me decía: “Lo lograré. Les mostraré que valgo la pena”. Después de todo esto, no regresaré sin hacer nada. Sería vergonzoso. Eso pensaba. Debía seguir luchando. Tenía que darlo todo. “No me importa cuánto dure el entrenamiento. ¡Adelante! ¡Ya no me importa!”. El director general nos cambiaba de grupo cada mes para probar. En un momento, nos eligió a nosotras cuatro. Nos evaluaron juntas, las cuatro hicimos pruebas de pantalla y grabamos demos juntas. Sucedió de forma natural. Conectamos. Nos llevábamos muy bien. En general, siempre alguien quiere cantar más. O quiere estar en el medio. En los grupos siempre hay pequeñas peleas. Pero entre nosotras cuatro, estaba claro lo que hacíamos. Y eso nos permitió formar el grupo. No es fácil ser un grupo de cuatro chicas. Cuando trabajas en grupo, todos tienen su lugar y su papel, y todos tienen su oportunidad de brillar. Se crea la sinergia. Esa idea cambió mi perspectiva. Cuando todos están donde deben estar, pasan cosas grandes. Cuando entré en escena, había siete,
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