La Ranchera de Paquimé 540 AM Escucha en vivo

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Necesito tres caballos de guerra. Dos. Tres. Cuatro. Uno. Dos. ¿Me buscaba, César? ¿César? Máximo, vuelve a decírmelo. ¿Por qué estamos aquí? Por la gloria del Imperio, señor. Ah, sí. Ah, sí, me acuerdo. ¿Ves ese mapa, Máximo? Es el mundo que creé. Durante años he conquistado, derramado sangre y expandido el Imperio. Desde que devine César, sólo no hubo guerra durante cuatro años. Cuatro años de paz sobre un total de veinte. ¿Y para qué? Traje la espada. Nada más. César, su vida Por favor, no me llames así. Ven. Por favor. Siéntate. Ahora hablemos, lisa y llanamente, de hombre a hombre. ¿Y bien, Máximo? Habla. Tengo . hombres congelándose ahí afuera en el barro. . están heridos y ensangrentados. . jamás saldrán de aquí. Me niego a creer que pelearon y murieron en vano. ¿Y qué prefieres creer? Pelearon por usted. Y por Roma. ¿Y qué es Roma, Máximo? He visto mucho del resto del mundo. Es brutal, cruel y siniestro. Roma es la luz. Sin embargo, nunca estuviste allí. No has visto en qué se ha convertido. Agonizo, Máximo. Cuando un hombre ve su final quiere saber que su vida tuvo un propósito. ¿Qué dirá el mundo de mí en los años venideros? ¿Seré conocido como el filósofo? ¿El guerrero? ¿El tirano? ¿O seré el emperador que le devolvió a Roma su identidad? Había una vez un sueño llamado Roma. Sólo se lo podía susurrar. Con un poco más que un suspiro, desaparecía. Era muy frágil. Y me temo que no sobrevivirá el invierno. Hablemos en voz baja. Tú y yo. Tienes un hijo. Cuéntame sobre tu hogar. Mi casa está en las colinas sobre Tiujillo. Es un lugar muy sencillo. Las piedras rosas se calientan al sol. Hay un huerto que huele a hierbas de día y a jazmines por la noche. En la puerta hay un álamo enorme. Higos, manzanas, peras. La tierra, Marcos es negra. Como el cabello de mi esposa. Hay viñedos en el sur y olivos en el norte. Los ponis juegan junto a mi casa. Mi hijo quiere ser uno de ellos. ¿Cuándo estuviste por última vez? Hace dos años, días y esta mañana. Te envidio, Máximo. Tienes un buen hogar. Vale la pena luchar por él.