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No pienso en mí. Pienso sólo en mi deber de madre. Tendría que sonrojarme, avergonzarme delante de ella. ¿Y cómo justificar mi culpa? Destruir su cariño de hija. ¿Y con qué derecho? No, no puedo. No puedo, Guido. ¿Vengo pronto? Habla bajo. ¿Has encontrado abierta la cancela? Sí. Acuérdate de cerrarla cuando te vayas. Sí. ¿Te ha visto alguien? No, nadie. Bien. Cierra la puerta. La otra también. La llave. Has sido amable al dejarme venir a tu casa. Tenía tantas ganas de verte. No te imaginas cómo lo he sentido cuando he sabido que ¿Y ese granuja que me has mandado? ¡Granuja! ¿Qué dices? Es un abogado. Una bellísima persona. Escucha, Luigi, no me gustaría que creyeras No te preocupes por lo que yo crea. Bueno, adelante, démonos prisa. ¿Te ha dicho cuál es mi oferta? Sí, pero no creas que quiero aprovecharme de tu desgracia. Si supieras lo que pasé aquella noche. Toma. En el precio estamos de acuerdo, ¿verdad? Es muy poco. Añade algo más. Necesito mucho el dinero. Ya no tengo a nadie. ¿De veras? Sí. Y por culpa tuya. ¡Por culpa tuya! Acabemos con esta historia. Coge el dinero y vete. No puedes tratarme así. Me has arruinado, ¿entiendes? Mira cómo me has dejado. Ahora necesito tu dinero. La operación cuesta cara. Tienes que darme más, más. Tengo que volver a estar como antes. Hermosa como antes. No puedes dejarme así. De lo contrario, te arruino yo también, ¿entiendes? ¡Basta! ¡Haz lo que quieras, pero vete! ¡Vete! Dame de beber. Dame de beber. La botella encima de la mesa. ¿Te encuentras mal? Ya ha pasado. Ha pasado. Cinco gotas, sólo cinco gotas. Basta, basta. Tengo los nervios rotos. ¿Qué es? Un somnífero. Cuando tengo estas crisis me sirve para calmarme. De noche, si no lo tuviera, enloquecería. ¿Quién es? Estate quieta. Perdona. ¿Quién es? Soy yo, papá. ¿Me dejas entrar? Vuelva a la cama, Anna. Duérmete. Duérmete. Quiero ver a mamá. Ábreme, papá, ábreme. Mamá no puede venir ahora, está hablando conmigo. Vamos, obedece a papá. Vuelve a la cama, Anna. ¿Por qué no me dejas entrar? Obedece a papá. Ábreme. Quiero decirle a mamá una cosa. Mamá. Ya te he dicho que mamá no puede venir ahora. Papá. Vamos, para, no seas caprichosa. Mamá. Te espero. Eso es, bien, Anna, vuelve a la cama. Bueno, coge y vete. Toma. Tienes que conformarte. Es lo máximo que puedo darte. Mi situación no es la misma de antes. Está bien. Como quieras. Tienes mucha prisa por echarme, ¿eh? Sí, sí. ¿Me dejas que cuente? ¿Por qué? ¿No te fías? Adelante, cuenta. Pero aligera. Voy a ver qué hace la niña. ¿Bien? Date prisa. ¿Has acabado? Sí, sí. Casi. Vamos, date prisa. ¿Bien? Bueno. He acabado. Entonces, fuera. Vete. Marchando. ¿No me das tiempo al menos para darte las gracias? No necesito que me des las gracias. Vamos, te acompaño. No, no hace falta, conozco el camino. Ve despacio al abrir y cerrar la puerta. Tranquilo. Vamos, vamos, vamos. Por favor, para aquí. Así que no volveremos a vernos. No, Guido. Quizás sea mejor. Si te quedases, nos seguiríamos atormentando inútilmente. Sin esperanza. Pero no puedo no puedo dejarte así. Elena. Adiós, Guido.